Miquel Falgàs
Originario en el ámbito del graffiti y el arte urbano, Falgàs reflexiona sobre eso que rodea esta tendencia tanto en su naturaleza más esencial, como en sus connotaciones más polémicas y la necesidad individual del ser de dejar constancia de su peregrinación entendiendo la ciudad como naturaleza moderna.
En una deriva por cualquier núcleo urbano es sencillo encontrar pintadas en paredes y el resto del mobiliario del espacio público. Alejado del significado mágico/religioso y de su intención comunicativa encontramos en estos actos el último nexo del arte contemporáneo con la pintura rupestre, una manera de reivindicarse como individuos en una sociedad impersonal, líquida y en constante flujo, una representación del yo democratizada por la influencia de la era digital y las redes sociales como vertederos y generadores de saturación de contenido. Una obra en la cual como si de una arqueología se tratara, tenemos que adentrarnos y deslizarnos entre fósiles de gestos, manchas, marcas y huellas donde la adherencia derivada de la imagen da testimonio de esta temporalidad. Una lectura táctil de las superficies que convierten las paredes, el soporte y las pantallas en una exploración incesante donde la acción de pintar se vuelve el motor principal como proveedor de un cierto orden en el plano de lo factible. Las imágenes forman, al mismo nivel que el lenguaje, inscripciones en las cuales la suciedad, los desperfectos y las manchas de pintura sirven para levantar acto de los complejos procesos memoriales que esconde toda gestualidad.
Con B-Murals participó en la exposición colectiva B-LOCAL, donde tuvo una obra expuesta del 13 de noviembre de 2020 al 23 de enero de 2021.
Además, fue uno de los seleccionados en la convocatoria para intervenciones murales en la Nau Bostik - primer semestre de 2021, y pintó una de sus paredes el mes de marzo, en directo el fin de semana de celebración del B-Market.