ARTE URBANO: ADAPTACIONES A LA EXCEPCIONALIDAD.

ARTE URBANO: ADAPTACIONES A LA EXCEPCIONALIDAD.

Artículo escrito por Xavier Ballaz, publicado originalmente en el num. 89 de la revista Bcnmes.

La que estamos viviendo es una situación excepcional para todas, con múltiples afectaciones de las que sólo nos haremos cargo una vez haya pasado esta excepcionalidad, después tomado el primer cubata con compañía o cualquiera que sea el deseo de cada cuál.

Un colectivo con una afectación peculiar es el de los artistas. Desde @b.murals hemos estado conversando con algunos de ellos estos días. Como casi todo el mundo, excepto las profesiones consideradas esenciales, hemos estado confinados: en casa y con la persiana de nuestro espacio artístico de la Nau Bostik, bajada. Lo único que podíamos hacer era ese trabajo tedioso para el que nunca tienes tiempo,como ordenar fotos, por ejemplo, intentar que los proyectos que habían caído no desaparecieran definitivamente -todavía estamos en ello- y hablar con gente. Por internet, las señales de humo de la barbacoa no llegaron muy lejos.

Para entretenimiento del personal, organizamos unos directos en Instagram, cada día a las 17h. Hablamos con gestores culturales y con artistas, sobretodo. Para los que no nos conozcáis, BMURALS es un centro especializado en arte… urbano. Con ello quiero decir que nuestros artistas, aquellos con los que trabajamos y con los que hemos hablado en estos días, se han visto especialmente afectados pues trabajan principalmente fuera de casa.

El confinamiento, para un artista al uso, no es novedad. Como un farero, una pastora, una escritora, un ermitaño o un pescador de bacalao, están acostumbrados a la soledad. Tienen callo en esto. Pero para un artista urbano, una cuarentena es dramática. El teletrabajo es imposible. No vamos a entrar aquí en el drama económico que puede suponer (como para cualquier autónomo); hablamos únicamente de la imposibilidad creativa misma, de la dificultad extrema para desarrollar su trabajo en un formato mínimamente parecido al habitual.

¿Qué han hecho? Muchos, reinventarse. La cuarentena empezó en lo que habitualmente es el inicio de su temporada de trabajo (la de los festivales y principales proyectos internacionales, de marzo a noviembre). Proyectos cancelados, viajes que no serán, y un tiempo indeterminado en un hábitat desconocido para muchos. Su casa. Y con este tiempo han encontrado el marco ideal para hacer lo que no hay tiempo de hacer en el frenesí productivo del engranaje viaje-mural-viaje de marzo a noviembre. Esta reinvención pasa por la experimentación en nuevos lenguajes. En la dinámica de trabajo habitual, cuando se les contrata para pintar un mural o realizar una intervención, existe un conocimiento mútuo de lo que se espera que hagan, más o menos implícito. Por ello es difícil el cambio, la experimentación, la innovación. Pero en este paréntesis, también la lógica productiva se ha puesto en cuarentena, y ello ha posibilitado generar este entorno favorable sin más condicionantes que la pintura o la tela que tengan disponibles.

Por ello, hemos visto a no pocas artistas experimentar técnicas que les ayudan a cohesionar su obra, como por ejemplo Jorge Rodríguez-Gerada y sus incursiones en el grabado para aplicar esa estética tanto en murales de gran formato, esculturas o piezas de land art. El mítico Zosen, con la mano izquierda (la derecha la tenía perjudicada por un accidente doméstico) traduciendo su graffiti más bruto a telas con un resultado maravillosamente fino. O Franco Fasoli, atrapado en una residencia en Charlotte por más meses de los que deseaba, que llevó un paso más allá su técnica de collage, haciendo él mismo el papel con el que construía auténticas colchas ilustradas.

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